Me invaden los recuerdos;
yo sentada en tus rodillas
con el mundo en nuestras manos
y el placer creciendo en mi interior.
Y hundida en tu sofá me encuentro
con tus manos rodeando mis senos,
y una fiebre que nace
en forma de sudor.
El calor que mana de mi cuerpo
quema tus yemas
provocando un placentero dolor.
Efluvios de todos colores
manan de todas partes;
abriéndote camino a mi interior.
¡Anhelos! ¡Anhelos!
Que no pueden cumplirse,
que ya no se cumplieron.
¡Anhelos! ¡Anhelos!
Que no pueden cumplirse
y llega el desaliento.
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