Me gusta mirarte siempre
entre charcos y paraguas,
guardándote de la lluvia
una tarde atolondrada.
Me gusta el arcoíris
que dibuja tu mirada,
al mezclarse con el agua
una tarde atolondrada.
adoro tu bello rostro,
de lágrimas rociado:
de lágrimas de una nube
porque no la estás mirando.
Quiero beber de tus labios,
las gotas que van quedando
y poner brillo en tu boca
para volver a robarlo.
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