lunes, 20 de abril de 2009

Cruda realidad


Tuvo un hijo en otras
entrañas.
El parto no le dolió.
Pero acostada, entre su vientre,
no sentía su corazón.

A veces el sacrificio
conlleva satisfacción,
pero ella tuvo miedo
y a su hijo lo perdió.

Temió por el sacrificio,
se quedó sin ilusión;
"por lo menos seré tia,"
o fue lo que ella pensó;
pero hasta los muchos meses
ella al chiquillo no vio.

Ahora lo ve de año en año,
con grata y cierta emoción,
sabiendo que no es su hijo,
que en su tiempo lo perdió.
Pensando que no lo tuvo
porque algo los separó.

Ya no hay otras entrañas,
no hay bebé sin dolor;
ya vino la realidad
y con ella lo llevó.
Aunque llegó un poco tarde,
tranquilidad regaló.

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